jueves, 18 de junio de 2009

Unamuno





Saludos,Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864. La guerra carlista que vivió allí de niño pasaría a ser tema de su primera novela, Paz en la guerra. Unamuno estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero pasó casi todo el resto de su vida en Salamanca, donde obtuvo la cátedra de griego e historia de la lengua. Subió al rectorado de la Universidad de Salamanca en 1901.

En 1924 Unamuno fue destituido de su puesto de rector de la Universidad de Salamanca por el dictador Miguel Primo de Rivera. Fue desterrado a una de las islas Canarias, pero se refugió en Francia. Volvió a Salamanca en 1931 y ocupó de nuevo el rectorado de la Universidad de Salamanca, donde continuó su vida de intensa intelectualidad. Unamuno poseía una cultura muy amplia. Conocía lenguas y literaturas modernas y antiguas y le interesaba la filología. Las obras de Unamuno se distiguen por una fuerte preocupación filosófica e incorporan sus estudios de Kant, Hegel, Kierkegaard, Nietzsche, Schopenhauer e Ibsen.

A Unamuno le apasionó toda su vida la filosofía y la historia, sobre todo la filosofía de la historia de España. Fue profundamente religioso pero se distanció mucho de la ortodoxia cristiana. El pensamiento unamuniano refleja su angustia por la división entre lo ideal y lo real, entre el corazón y la razón. Unamuno perdió la fe católica tras unas crisis juveniles. Vivió unos años de militancia socialista y estuvo afiliado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1894 y 1897 . Otra crisis a los 31 años le renovó la meditación sobre los problemas espirituales y la política; en 1895 Unamuno le escribió a Clarín: "Sueño con que el socialismo sea una verdadera reforma religiosa, cuando se marchite el dogmatismo marxiano." Abandonó la militancia política en 1897, concentrando su atención en el problema de la muerte y de la nada. Los dos grandes temas del problema de España y del sentido de la vida humana lo angustiaron toda su vida.

Además de preocuparse por el futuro de su país, Unamuno mostró una profunda preocupación por su fin personal. La fe es un problema central en su obra, pero no le interesaba la fe estática sino la fe individual y personal. Para Unamuno el anhelo de Dios y de la inmortalidad era tan importante como el aspecto científico-racional del individuo. Reconoció, sin embargo, que la fe tradicional no podía sostenerse ante los avances científicos modernos. Según Unamuno, la persona siente la necesidad de Dios y la fe llega a ser una afirmación del individuo. Sin embargo, Unamuno insistió que el aspecto racional de la persona no le permite creer ciegamente.

La base del "sentimiento trágico de la vida"--título del libro que Unamuno publicó en 1913--es la paradoja entre el vivir y el conocer, ya que "todo lo vital es antirracional, no ya sólo irracional, y todo lo racional, antivital." La vida en sí es una paradoja, y la persona se contradice a sí mismo. Unamuno se consideró "un hombre de contradicción y de pelea [. . .] uno que dice una cosa con el corazón y la contraria con la cabeza, y que hace de esta lucha su vida." En más de una ocasión el angustiado escritor declaró que "la paz es mentira." Identificó la vida con la agonía, entendida ésta en el sentido etimológico de "lucha." Estas preocupaciones son manifiestas en el libro Del sentimiento trágico de la vida, en el que Unamuno explica que tanto el sentimiento como la razón definen al individuo: "El más trágico problema de la filosofía es el de conciliar las necesidades intelectuales con las necesidades afectivas y con las volitivas."

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